lunes, marzo 05, 2007

Viaje a la luna

Eclipse lunar.
Como ya sabeiís la noche del sábado al domingo hubo un eclipse total de luna con la luna llena. Con esa excusa me fui a gorronearle la casa de campo a un amigo.

La casa está en un pueblecito del valle de Tiétar, Pedro Bernardo, Ávila.

Este amigo llevaba un par de años diciendo que a ver cuándo íbamos allí a hacer parada y fonda, y claro siempre es dificil juntar a un grupo para subir y montar una juerga en condiciones.

Pero esta vez no había posibilidad de dejarlo para otro día, si queríamos ver el eclipse en las mejores condiciones, qué mejor sitio que fuera de Madrid, en el campo, con un telescopio y con las explicaciones de este amigo, aficionado a la astronomía entre otras muchas materias.

Desde el albor de los tiempos, el ser humano ha levantado la vista hacia el cielo nocturno, tratando de desentrañar los secretos de esas extrañas luces que nos observan, eternas, inmutables, excepto esa grande, danzarina, mutable, como el mar, siempre la misma, pero nunca igual.

La luna siempre ha despertado muchas fantasías de todo tipo. Leyendas de seres que cambian con la luna como los hombres lobo, historias románticas con la luna llena, noches de terror con la luna nueva, cuando la noche se adueña de la tierra.

Este sábado la historia fue de conversaciones bajo las estrellas, con mucha ropa de abrigo encima, tanta ropa que en ocasiones resultaba dificil moverse.
El cuello siempre hacia arriba, anhelando ver el fenómeno en cuestión.
Ver como, poco a poco, la luna se iba apagando y las estrellas se iban haciendo más visibles, constelaciones ocultas que se nos mostraban por la pirueta cósmica de la luna el soly y la tierra en su eterno baile de atracciones inevitables.

Luna roja, muy roja, como el ojo de un enorme Polifemo airado.

Precioso, aunque me temo que no pude sacar una foto digna del evento.