
Fui para celebrar un cumpleaños, cuatro días paseando por la ciudad de Santander.
No pude ir a la zona que me recomendó un amigo, las dunas, ya que mover el coche se nos hacía más dificil que en Madrid (esta vez no llevé mi coche, lo tengo castigado), y como las noches eran larrrgas (y con lagunas de memoria), los días eran cortos.
La verdad es que el primer día me llevé una sensancion negativa de Santander.
Tanta humedad que ataca los edificios, estaba lloviendo y con muchas nubes, la comida en el restaurante del hostal fue...
Al segundo día, cuando salió el sol mejoró mucho mi concepto de la ciudad. Me empezó a parecer bonita. Ya sabeís paseo por la orilla del mar, visita a la península de la Magdalena...
Lo que más me gustó, siguiendo mi línea, fue el mar, las playas, y el buen yantar, en concreto la cena del último día, en un restaurante del puerto pesquero. He engordado :)
La única pega del viaje fue culpa mía.
Al cumpleaños vinieron 4 ingleses, y no aproveché la oportunidad para hablar inglés todo lo que podría haberlo hecho, una pena.
P.D.: La foto está tomada desde la playa del otro lado de la bahía de Santander, una playa poco turística y por ello poco saturada. Tomada desde el agua de la orilla, rodilla en la arena del agua. Al fondo el palacio de la Magdalena, un regalo de los habitantes de la ciudad a los reyes de España que veraneaban siempre en la ciudad. Lo que me gustó de la vista fue el abanico de colores del mar.